Joan Garcia acabó la temporada defendiendo la camiseta de Catalunya ante Costa Rica / Javi Ferrándiz / SPO
Menudo galimatías con Joan García… ¿Vamos por partes? Para empezar, a mí particularmente, el de Sallent, me parece un porterazo como la copa de un pino. Cauto y educado en las formas, y profesional como pocos, se me antoja ideal para defender la meta blaugrana los próximos diez años.
Mucho se ha hablado de sus afinidades particulares, y aunque me consta que su realidad familiar es efectivamente Culé e incontestablemente Catalana (ambas en mayúscula y sin matices ni eufemismos), también les digo que este hecho me parece anecdótico, porque junto a sus apegos personales y la influencia de su pandilla en el pueblo, también azulgrana, hablamos de una persona elegante, justa y agradecida, como quedó perfectamente plasmado e inmortalizado en la foto en la que se besa el escudo blanquiazul, dando muestra de una integridad y gratitud sin titubeos a los colores que le han dado la posibilidad de triunfar en el mundo del deporte, y quién sabe si de dar el salto definitivo (gracias al trampolín perico) a la élite del futbol mundial.
Pero la situación para él, en caso de escoger el club blaugrana, hoy es compleja, y no por la reacción que pudiese existir de la pericada más furibunda, egoísta e irreflexiva, que sería episódica y efímera, sino por su integración en el club barcelonés al tener que lidiar con otro porterazo como Ter Stegen, que además de excelente, es capitán. Joan quiere jugar, no ser segundo de nadie, y sin imponer hacerlo de salida, sí exige poder porfiar y discutirle, por talento, la titularidad de tú a tú y sin favoritismos, al de Mönchengladbach.
Y ahí viene el secreto: este Barça enamora a todo un país, Catalunya, y Joan Garcia tiene en sus manos (nunca mejor dicho) formar parte de esa atracción no solo nacional, sino ya universal. Un amor creado alrededor de jugadores que, como él, se han formado en noches de insomnio y sudores entre sábanas y anhelos soñando vestir algún día de blaugrana. Y quiero que el bueno de Joan sepa que, aunque campañas roñosas y miserables acusen al que será el líder de su posible nuevo proyecto, Lamine Yamal, de joven arrogante, soberbio y sobrado, éste, hace solo tres días y antes de plasmar su firma de renovación, requirió la presencia de su madre y de su padre para compartir el momento: Mamá, Papá, con todas las diferencias del mundo, en la pobreza hemos sido muy felices. A partir de mañana, por favor, no lo olvidemos… Que la nueva realidad no altere nuestra felicidad.
Joan, estos son los valores que están a punto de acogerte. Escucha a tu corazón.